jueves, 8 de septiembre de 2016

Memoria - Primacia y recencia


Trata de recordar esta lista en su orden:



La posición de un objeto en una lista, ejerce influencia en la probabilidad de su recuerdo inmediato posterior y se conoce como “efecto de posición serial”.

Las personas recordamos mejor los elementos del principio y del final de la lista.

La mayor probabilidad de recordar las palabras del principio de la lista se conoce como “efecto de primacía”, y ocurre cuando leemos la lista; mientras que la tendencia a recordar las palabras finales se conoce como “efecto reciente” y ocurre cuando escuchamos la lista.

Una relación semántica entre las palabras de la lista mejora el recuerdo de las palabras iniciales, pero no de los ítems finales.

Las palabras de alta frecuencia son recordadas mejor que las de baja frecuencia, pero solo cuando se encuentran en la parte inicial de la lista.

Las palabras del inicio de la lista se recuerdan mejor cuando son presentadas lentamente en vez de rápidamente, pero estas condiciones no afectan el recuerdo de las palabras al final de la lista.

Cuando inmediatamente luego de la presentación de la lista se interpone una actividad distractora, se observa que el efecto reciente desaparece mientras que el efecto de primacía no presenta alteraciones.

Estos hallazgos han sido interpretados apelando al modelo multialmacén de Atkinson y Shiffrin (1968): los efectos de primacía y de recencia reflejan la operación de dos sistemas de memoria independientes – memoria de largo plazo (MLP) y memoria de corto plazo (MCP).

Si el número de repeticiones de un ítem es mayor, mayor será su permanencia en la MCP y sus probabilidades de transferencia a la MLP.

El efecto de primacía podría ser explicado simplemente por el hecho de que las primeras palabras de la lista son repasadas más veces.
En cambio, el efecto reciente se explicaría por el hecho de que al momento de la evaluación del recuerdo los últimos ítems están aún en la MCP.

domingo, 4 de septiembre de 2016

¿Como nace la innovación?

Convierte tu cerebro en una poderosa máquina

La mente de par en par de Steven Johnson

¿De donde provienen las buenas ideas?

Son producto del instinto y las corazonadas

Existen dos principios básicos para mantener la agudeza y salud mental a medida que se envejece: la variedad y la curiosidad. Cuando todo lo que haces se convierte en una “naturaleza arraigada”, es hora de acometer un cambio. Si puedes hacer el crucigrama hasta con los ojos cerrados, es hora de que cambies a un nuevo reto para poder sacarle el mejor rendimiento a tu cerebro. La curiosidad sobre el mundo que te rodea, el cómo funciona y el cómo entenderlo, mantendrá a tu cerebro funcionando a más velocidad y de forma más eficiente. 

10 cosas que puedes hacer para mejorar tu rendimiento cerebral.

1. Lee un libro
Toma un libro que verse sobre un asunto que te sea completamente novedoso. Lee una novela que transcurra en el antiguo Egipto. Aprende algo de economía. Existen multitud de libros populares excelentes que tocan temas de no-ficción y que además de entretener cumplen el cometido de enseñar un montón de cosas sobre un tema concreto. Conviértete cada semana en un experto en algo nuevo. Diversifica un poco tus lecturas, abandona los temas que te son familiares. Si normalmente lees libros de historia, pásate a una novela contemporánea. Lee a autores extranjeros, a los clásicos y elige otros al azar. Tu cerebro no solo se verá beneficiado por tener que trabajar imaginando otros períodos históricos, otras culturas y otras gentes, sino que además obtendrás historias interesantes que contarle a los demás, lo cual te hará pensar y establecer conexiones entre la vida moderna y las palabras.

2. Juega un poco
Los juegos son una forma maravillosa de excitar y retar al cerebro. Los sudokus, crucigramas y juegos electrónicos tipo “brain training” son formas estupendas de mejorar la agilidad cerebral y la capacidad de memorizar. Estos juegos se basan en la lógica y en las capacidades verbales, matemáticas, etc. Además son divertidos. Se obtiene más beneficio practicando estos juegos un poquito cada día (15 minutos, más o menos) que haciéndolo durante horas.

3. Usa tu otra mano
Pasa el día haciendo cosas con tu mano no dominante. Si eres zurdo abre las puertas con la mano derecha. Si eres diestro intenta usar las llaves con la mano izquierda. Esta sencilla tarea hará que tu cerebro establezca algunas conexiones nuevas y tenga que repensar la forma de realizar las tareas diarias. Ponte el reloj en la mano contraria para que recuerdes el reto del cambio de mano en las tareas.

4. Apréndete los números de teléfono
Nuestros modernos móviles memorizan todos los números que nos llaman. Nadie ha vuelto a esforzarse en recordar los números de teléfono, pero es una estupenda actividad para ejercitar la memoria. Apréndete un nuevo número de teléfono cada día.

5. Come para tu cerebro
Tu cerebro necesita que comas grasas saludables. Céntrate en las grasas de pescado como las del salmón salvaje, frutos secos como las nueces, y aceites como el de linaza u oliva. Ingiere más esta clase de alimentos y reduce las grasas saturadas. Elimina por completo los ácidos transgrasos de tu dieta.

6. Rompe con la rutina
Nos encantan las rutinas. Tenemos hobbies y pasatiempos que podemos hacer durante horas. Pero cuanto más nos habituamos a una tarea más se convierte en una naturaleza arraigada y menos trabaja nuestro cerebro al hacerla. Para ayudar de verdad a que tu cerebro se mantenga joven, rétalo. Cambia la ruta hacia el supermercado, usa tu mano contraria para abrir las puertas y cómete primero el postre. Todo esto forzará a tu cerebro a despertarse de sus hábitos y a prestar atención de nuevo.

7. Vete por un sitio diferente
En coche, o a pie, busca nuevas rutas para llegar a donde quiera que vayas. Este pequeño cambio en la rutina ayuda al cerebro a practicar con la memoria espacial y las direcciones. Intenta cambiar de acera y altera el orden en que visitas tus tiendas preferidas para así cambiar la rutina.

8. Adquiere una nueva habilidad
Aprender una nueva habilidad pone a trabajar a múltiples áreas cerebrales. Tu memoria entrará en juego, aprenderás nuevos movimientos y asociarás las cosas de un modo diferente. Lee a Shakespeare, aprende a cocinar o a construir un avión con palillos, todo sirve para retar al cerebro y darte cosas nuevas en las que pensar.

9. Haz listas
Las listas son maravillosas. Hacer listas nos ayuda a asociar unos datos con otros. Haz una lista de los lugares a los que has viajado. Haz una lista de todas las comidas sabrosas que has probado. Haz una lista con los mejores regalos que has recibido. Haz una lista mental diaria para ejercitar a la memoria y para conseguir nuevas conexiones cerebrales. Pero no dependas demasiado de ellas, haz una lista con todo lo que necesitas comprar pero luego trata de no usarla en el supermercado. Usa la lista una vez que hayas metido todos los productos en la cesta simplemente para comprobar tu memoria. Haz lo mismo con tu agenda de quehaceres diarios.

10. Elige un nuevo hobby
Encuentra algo que te cautive, que puedas hacer fácilmente en casa y que no cueste demasiado dinero. Haz fotografías con una cámara digital, aprende a dibujar o a tocar un instrumento, practica nuevos estilos de cocina o escribe. Todas estas son buenas elecciones.

Recuerda:
Las oportunidades favorecen a las mentes conectadas

sábado, 3 de septiembre de 2016

Toma de decisiones

La toma de decisiones y la memoria están facilitadas por la emoción.

¿Dónde se toman las decisiones? Las diferentes zonas del cerebro y su función.

Amígdala:


Se encarga del reconocimiento y respuesta ante estímulos amenazantes o peligrosos. Es una respuesta bastante rápida.
La amígdala forma parte del llamado cerebro profundo, ese donde priman las emociones básicas tales como la rabia o el miedo, también el instinto de supervivencia, básico sin duda para la evolución de cualquier especie. De ahí, que la amígdala, esta estructura en forma de almendra sea propia de todos los vertebrados y se halle en la profundidad de los lóbulos temporales, formando parte del sistema límbico y procesando todo lo relativo a nuestras reacciones emocionales.

En neurobiología es casi imposible asociar una sola emoción o una sola función a cualquier estructura, pero cuando hablamos de la amígdala podemos decir sin equivocarnos que es una de las más importantes asociadas al mundo de las emociones, es lo que hace por ejemplo que seamos más variables que cualquier pariente evolutivo cercano, ella la responsable de que podamos escapar de situaciones de riesgo o peligro, pero ella también la que nos obliga a recordar nuestros traumas infantiles, y todo aquello que nos ha hecho sufrir en algún momento.

Núcleo accumbens: 

Es el sistema de recompensa del cerebro. Nos lleva a buscar actividades placenteras (y evitar las que no lo son). La respuesta es bastante inmediata.
El núcleo accumbens recibe aferencias de múltiples centros cerebrales asociados con la manifestación de emociones (amígdala e hipotálamo) y con la memoria tanto emocional (amígdala) como procedimental y declarativa (hipocampo), además de aferencias dopaminérgicas del área tegmental ventral y de la sustancia negra y de información motora desde las áreas motoras de la corteza. Esto lo convierte en una importante pieza del engranaje del aprendizaje de comportamientos positivos y negativos: por así decirlo, coordina el estado emocional del cuerpo con la conducta desplegada y se ocupa de procurar de preservar las conductas que han generado un estado positivo.

El sistema mesolímbico, a través del núcleo accumbens, proyecta sus axones hacia ciertos núcleos basales. Estos núcleos basales son, entre otras cosas, pequeñas “centrales de memoria y coordinación motriz” que te permiten aprender y desplegar conductas relativamente complejas sin que tengas que estar pensando en cómo se ejecutan. También el núcleo accumbens mantiene conexiones con la corteza prefrontal, que a su vez mantiene conexiones con la corteza motora. 

Córtex prefrontal: 

La corteza prefrontal es un lugar de asociación cortical de importantes funciones de mediación de la conducta: regulación de la atención y elaboración de planes conductuales.
Permite que evaluemos y controlemos nuestros deseos instintivos basándonos en la experiencia y el contexto. Puede controlar la activación de la amígdala, modulando la respuesta emocional y también puede evaluar la activación del núcleo accumbens ponderando el peso de la ganancia. Inhibe la conducta impulsiva y es el encargado del razonamiento, de sopesar el peligro real de la situación, las consecuencias a corto y largo plazo, los beneficios potenciales, etc…

La corteza prefrontal del cerebro permite o inhibe la realización de comportamientos selectivos, que surgen como respuesta a la hora de decidir cómo enfrentarnos ante una determinada situación.